martes, 18 de septiembre de 2018

Soñar un kairos primaveral desde los márgenes...

Cuatro acontecimientos sociales de este tiempo sacuden estas líneas, irrumpen y emergen desde el fondo de la bronca acumulada, y se hacen carne en este intento de narrar un septiembre que espera un kairos primaveral. Kairos en la tradición, significa acontecimiento salvador, entrecruce del crono (tiempo cronológico), con el tiempo de Dios… 

Primer acontecimiento: fragilidad de los lazos sociales… La cotidianeidad, últimamente, parece haber eliminado los grises de la acuarela, blancos y negros, siempre opuestos y con motivos para pelearnos… Pañuelos verdes o pañuelos celestes, kirchneristas o macristas, gorilas o progresistas, conservadores y reformadores, zurdos o derechos, golpistas o funcionales, corruptos o santos, culpables o inocentes, entre otros. El Otro es un enemigo, alguien a quien debo convencer, adoctrinar, cambiar, o si nada de eso sucede, eliminar. Elementos propios de una sociedad donde el compromiso y el cuidado del Otro como prójimo, como hermano, se ha vaciado de contenido. 

Segundo acontecimiento: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”… La viralización de la conferencia TEDx sobre la pobreza, despertó en muchos, al menos, la empatía por unos cuantos minutos de conferencia. Sin embargo, en otros despertó preguntas a modo de sospecha: ¿será cierto?, ¿cuánto le pagarán por decir eso?, ¡el guión está armado! La pobreza ya no nos escandaliza y duele, se volvió moneda corriente, “porque son unos vagos que no quieren trabajar”, “porque esos negros de mierda solamente chorean y son unos choriplaneros”. La pobreza duele, la indiferencia mata. 

Tercer acontecimiento: Ismael, un tiro y un pibe que ya no está… La muerte de un pibe de 13 años, la viralización de fotos del dolor, la circulación de estados condenatorios y jocosos ante lo sucedido, genera estupor. Un pibe de 13 años, UN PIBE… La muerte de un pibe no es motivo de escándalo, que el hambre haya atravesado esa muerte, tampoco. El rugir de las panzas vacías aturde como en viejos tiempos. El hambre es un crimen… Lisa y llanamente. Un pibe se muere y sin embargo “hay que matar a todos los otros”, “se lo merece”, “era un choro”, “andaba armado, no era ningún inocente ni trigo limpio”. ¡BASTA! ¡Basta de discursos enlatados que matan igual que las balas, que dejan sin posibilidad de alternativas y propuestas! ¡BASTA! 

Cuarto acontecimiento: Una docente secuestrada y torturada... El secuestro y la tortura de una docente nos remonta a los tiempos oscuros donde nadie quiere regresar ¡NUNCA MÁS! No la torturaron por sembrar ideas raras, por pertenecer a un partido político, por agredir a algún alumno o colega (las agresiones no se justifican de ninguna manera)... La agredieron por dar de comer, por romper con los prejuicios y además de enseñar a leer, llenar las panzas vacías de sus pibes... Porque como dice la canción: ¡Con hambre no se puede pensar! ¿Secuestro y tortura de quien se abaja, abraza el llanto del pueblo y se hace olla popular que no excluye? 

La praxis liberadora y la pedagogía divina de Jesús no es ajena a esta realidad: existía la brecha social entre pocos ricos y muchos pobres, existía la explotación y el ninguneo, muchas panzas hacían ruido por el hambre, la dignidad de las mujeres estaba violentada, el poder político – religioso estaba anquilosado y podrido, las muertes arbitrarias (y sectorizadas) estaban a la orden del día, la injusticia estaba naturalizada, entre otras cosas. Mucha de esa gente relegada y condenada a los márgenes de la historia, condenada a conformarse con las migajas del derroche, en su horizonte avizoraba una oscuridad eterna. A esa eterna frustración, una eterna novedad salvadora… Cuando el fondo se hacía cada vez más profundo, el mensaje de Jesús aparece como oportunidad de dar vida, de despertar la vida, de cuestionar lo naturalizado, de derrocar la hegemonía, de denunciar todo lo que atropella la humanidad, de soñar con una primavera que haga brotar las semillas del Reino presente entre los último. 

¿Cómo puede florecer la justicia en medio de lo injusto? ¿Cómo puede florecer la empatía en tiempos de indiferencia? ¿Cómo puede florecer el compromiso con el Otro en tiempos del “sálvense quien pueda” y mezquindad? ¿Cómo puede florecer la solidaridad en tiempos de capitalismo voraz? ¿Cómo puede florecer la paz social en tiempos de grietas, agujeros negros y violencia institucional? ¿Cómo puede florecer el cuidado de la vida en tiempos de atropello y relativismos? ¿Cómo puede florecer la dignidad cuando cada vez son más lo que menos tienen y menos los que tienen más? ¿Cómo vivir esta primavera de Jesús en estos momentos de tanto dolor inocente? ¡Jesucristo, Señor de la historia, Señor de la primavera de los últimos, ayudános a no bajar los brazos y a seguir peleando para que el Reino florezca ahí donde la vida duele, grita y reclama! ¡DESDE LOS MÁRGENES BROTARÁ UN MUNDO DONDE QUEPAN TODOS LOS MUNDOS (al igual que desde el ranchito de Belén)! Así sea (por favor).

Emiliano

CULTURA DE BARRO





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