miércoles, 10 de enero de 2018

Márgenes.




Los márgenes. Tierra sagrada elegida por Dios para asumir nuestra frágil humanidad y revelarnos su deseo de un mundo lleno de paz, justicia y libertad. Mientras los poderosos repetían incesantemente: ¿Acaso algo bueno puede venir de Nazaret?, Él respondía sin dudar que “los chorros y las prostitutas entrarán primero en el Reino de Dios.
Los márgenes. El lugar dónde Don Bosco sintió el llamado de construir el Reino de Dios entre los pibes más pobres, más vulnerables, expulsados por un sistema que mata y deshumaniza. Mientras lo acusaban con el dedo y le recriminaban: ¿Qué clase de sacerdote es usted, que saca a pasear a estos delincuentes?, él contestaba con mucha seguridad que “en todos los pibes y las pibas hay una cuerda de santidad, sólo hay que saberla afinar”.
Los márgenes. Un sitio que es legado y herencia de nuestro Dios de la Vida y de nuestro Padre Don Bosco, para encontrarnos con Él y para junto a los jóvenes más pobres edificar vidas llenas de plenitud y felicidad. Mientras los dueños del mundo nos quieren convencer de que en los márgenes se encuentra la culpa de los problemas de nuestra sociedad, nosotros decimos con claridad que “los pibes y las pibas no son peligrosos, están en peligro” y qué todas las vidas valen, porque “cada vez que lo hiciste con el más pequeño de mis hermanos lo hiciste conmigo”.
Los pibes y las pibas viven en los márgenes. Sienten. Nacen. Crecen. Sufren. Buscan. Piensan, lloran, rezan. Vuelan, gritan. Algunos, muy queridos para nosotros, mueren en los márgenes y nos rompen el corazón. Ojalá que sigamos eligiendo los márgenes cómo lugar privilegiado de encuentro con Dios y que siempre estemos ahí para acompañar a los jóvenes que nacen, viven y mueren en los márgenes.

Mauro

CULTURA DE BARRO


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