miércoles, 24 de mayo de 2017

A la madre de los tiempos difíciles.

María, mujer que guardabas y meditabas en tu corazón las búsquedas y los discernimientos de tu Hijo… te confiamos nuestro sueño de poder encarar nuestra cotidianeidad desde los criterios del Evangelio, cultivando una interioridad llena de Dios que nos ayude a sentir amada nuestra fragilidad y así poder ser signos del amor de tu Hijo para los más frágiles de esta sociedad.

María, mujer que te pusiste en camino a servir a quién más lo necesitaba sin especulaciones ni excusas... te confiamos nuestro sueño de vivir una vida que valga la pena ser vivida, entregada totalmente por nuestros hermanos y hermanas que más nos necesitan, abandonando las excusas que nos detienen en el camino y siendo, como vos, auxilio en los tiempos difíciles.

María, mujer fecunda y llena de Amor, que trajiste al mundo a la Vida que libera y plenifica…te confiamos nuestro sueño de ser instrumentos de liberación, de plenificación, de transformación del mundo, de construcción de una Tierra Nueva, cómo lo fue Aquél a quién llevaste en tus entrañas.

María, mujer que te bancaste en silencio el dolor de Tu hijo, que permaneciste fiel al pie de la Cruz, que acompañaste a tu Hijo hasta las últimas consecuencias…te confiamos nuestro sueño de acompañar el dolor de los pibes y las pibas en situación de expulsión, de estar siempre al pie de la cruz, de no dejarlos solos nunca, de compartir sus sufrimientos y ayudarlos a cargar su cruz cuando nos sea imposible transformarla juntos.

María, que gracias a tu palabra de aliento comenzó la misión liberadora de Jesús…te confiamos nuestro sueño de que, por medio de nuestro testimonio y de nuestra acción –cómo Vos en aquella boda de Caná- podamos ser signos y portadores del amor de Dios para que pueda llegar a aquellos que atraviesan situaciones complejas de enfrentar.

María, madre de la primera comunidad que se animó a jugarse la vida por la construcción del Reino… te confiamos nuestro sueño de trabajar siempre juntos, de jugarnos la vida por los demás, de tener espacios par rezar juntos... ayudanos a bancarnos, a reunirnos, a no cortarnos solos cómo francotiradores, sino a acompañarnos en comunidad en nuestro trabajo cotidiano...

María, que no dudaste en afirmar que “El señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías”… ayudanos a tener clara la opción que hiciste Vos, que hizo tu hijo: la del amor preferencial a los pobres.


Hace algunas semanas el Papa Francisco afirmaba en Fátima: “La Virgen María no es una “santita” que regala gracias baratas […] que se vuelve encargada de una oficina de telégrafos y envía un mensaje cada día”. Cuantas veces presentamos a María de esta manera, tan lejana a lo que nos revela el Evangelio...y cuántas veces nos olvidamos de anunciar lo que María que fue: una mujer luchadora, trabajadora, creyente en el Dios que ama a los pobres y nos compromete en el trabajo de un mundo nuevo, que se pone en camino inmediatamente para ayudar al que lo necesita, llena de fuerza para acompañar a su Hijo condenado como un delincuente… 

Ojalá qué, cómo ella, podamos ser auxilio de los pibes y las pibas más pobres y también nos dejemos auxiliar por ellos…

Mauro

CULTURA DE BARRO


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