Hace mucho que me anda dando
vueltas en mi cabeza una idea, una cuestión: ¿para qué están los santos? ¿Por
qué se los considera como tales? La primer respuesta que se me viene a la
cabeza es que están para ayudarnos a imitar a Jesús en nuestra experiencia de
vida, porque ellos fueron eso: una imitación de Jesús, de cómo vivió y obró. En
su momento nuestro papa eméritoBenedicto XVI nos lo
explicó así:«El luminoso ejemplo de los santos despierta en nosotros el gran
deseo de ser como ellos, felices de vivir junto a Dios, en su Luz, en la gran
familia de los amigos de Dios. Ser santo significa vivir en la cercanía de
Dios, vivir en su familia.”
Al
leer estas líneas, se me viene a la cabeza Don Bosco, un gran santo que verdaderamente
supo imitar a Jesús. Hay veces que nosotros, como animadores salesianos,
conocemos muchas cosas de Don Bosco y hablamos mucho sobre él pero dejamos de
lado lo más importante: imitar a Jesús. Tomemos la figura de Don Bosco,
describámoslo con todas sus características, ideas, valores, siempre pensando
que lo que él hizo lo hacía “imitando a Jesús”. Sabemos muy bien que Don Bosco
vio la realidad de los jóvenes de su época y se puso la misión de poder
cambiarla con una gran propuesta educativa para esos jóvenes excluidos de la
sociedad, aquellos que, para el sistema, no funcionan. Se dio la tarea de hacer
del Reino de Dios un patio, una escuela, una casa; lo hizo oratorio en una
verdadera propuesta para transformar la realidad.
Don
Bosco les mostró otra manera de vivir. Sabemos bien que él lo hacía imitando a Jesús,
quien también miró la realidad de su tiempo e hizo una propuesta para
transformarla. Hay veces que nos quedamos solamente con el aspecto más
romántico de Jesús, pero si nos ponemos a reflexionar un poco más, vemos que
Jesús presentó la propuesta del Reino, que también implica un cambio rotundo en
la manera de mirar la realidad.
La
propuesta de Don Bosco encuentra su fundamento en el mismo Jesús y en su manera
de entender la vida y el mundo. Recordemos ese pasaje de la Biblia donde
defiende a una prostituta; allí mismo podemos ver el gran amor que tenía hacia
las personas que quedaban excluidas de la sociedad; el mismo amor que Don Bosco
quiso dar a sus pibes. También recordemos las distintas parábolas de Jesúspara
que la gente sencilla pudiera entender la propuesta de Tata Dios: ¿no nos
recuerda a las buenas tardes de Don Bosco?
Por
eso creo que nosotros, los animadores, al estar con los pibes, al intentar de
alguna forma darnos a ellos, dar nuestro tiempo, elegir este compromiso de
construir el Reino cambiando su realidad desde nuestro apostolado, imitamos a
Don Bosco y al mismo tiempo imitamos a Jesús, porque ellos también nos amaron y
nos enseñaron a amar a cada pibe y piba que se cruza en tu camino, que se
encuentra en cada esquina, que llevan una historia debajo de esa gorra. Ellos
nos enseñaron a dejar todo en la cancha en cada actividad pastoral, al
compartir un simple mate, al darle un abrazo a ese joven que cayó al patio con
sus preocupaciones. ¿Cuántas veces Jesús y Don Bosco contuvieron a sus personas
amadas?Jesús lo hacía con sus amigos, Don Bosco lo hacía con cada joven que
llegaba a Valdocco y así con cualquiera que, por alguna casualidad, se lo
encontraba y necesitaba de un oído.
Vos,
animador, estas imitando a Jesús en cada sonrisa, en cada canto de animación.
Recordá que tanto Jesús y Don Bosco fueron en contra de la corriente que, en
ese momento, proponía la sociedad. ¿Quién se iba a juntar con los pibes de la
cárcel? ¿Quién iba a juntarse con leprosos o con unos pobres pescadores?Vos,
animador,también vas en contra de la corriente amando a esos pibes y pibas que
animás, que son los que quedaron excluidos, a los que la sociedad les mira con
poco valor, y vos ves lo bueno que hay en cada uno de ellos, pisando el barro
de lo cotidiano.
Con
esta idea entenderemos que no hay que hacer cosas extraordinarias para alcanzar
la santidad porque en realidad estámás cerca de lo que pensamos. A veces
creemos que para ser santos tenemos que ser perfectos y que es una realidad
inalcanzable. Una vez máslo explica Benedicto:"Los santos no son
personas que nunca han cometido errores o pecados, sino quienes se arrepienten
(porque pecaron) y se reconcilian. Por tanto, también entre los santos se dan
contrastes, discordias, controversias. Son hombres como nosotros, con problemas
complicados. La santidad crece con la capacidad de conversión, de
arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la
capacidad de reconciliación y de perdón. Y todos podemos aprender este camino
de santidad” ¡¡¡¡Anímate!!!!
Leonardo.
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