Para aquellos que vamos
transitando nuestra cotidianidad en la búsqueda de contribuir a la construcción
del Reino de Dios, intentando desentrañar nuestra compleja realidad desde la
mirada de Jesús y desde los criterios del Evangelio, la situación en nuestra
querida tierra América Latina se va tornando un tanto complicada.
Identificamos con claridad la
lenta pero sostenida búsqueda de ciertos sectores de poder de implementar el
retorno del paradigma capitalista y neoliberal a la vida política, económica y
cultural de nuestro país y de otras naciones hermanas de nuestra América
(creyendo que seguramente tiene que ver con esta realidad la cuestionable
destitución de la presidenta de Brasil). Frente a eso se nos vienen las
palabras del Papa Francisco en Evangelii Gaudium y las de San Juan Pablo II en
Centesimus Annus y en Solicitudo Rei Socialis condenando con energía esta
inhumana manera de entender la economía y el funcionamiento del mundo. También
recordábamos al entrañable Padre Obispo Hesayne en su tan actual y difundido
texto titulado “no se puede ser cristiano y neoliberal”.
Presenciamos también, en el
último tiempo, un intento sistemático y constante de imponer, incluso desde el
propio poder político, a la meritocracia cómo un valor e incluso como modelo
paradigmático de enfrentar la vida. Ante eso se nos venía al corazón a Jesús
recordando que Tata Dios “hace salir el sol sobre justos e injustos (Mt. 5, 45).
También recordábamos la parábola
de los obreros de la última hora (Mt. 20, 1-16). El texto nos recuerda estas
hermosas palabras: “quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No
tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que
yo sea bueno?” (Mt. 20, 14-15). Cómo estas, podemos encontrar cualquier
cantidad de episodios bíblicos que nos llevan a afirmar más que nunca que la
meritocracia nunca puede sintonizar con una forma cristiana de enfrentar el día
a día. Pensá en los fragmentos que te compartimos recién, en la parábola del
padre misericordioso, en Jesús perdonando al ladrón, en San Pablo diciéndole a
los Romanos que “por la obediencia de un solo hombre todos se convertirán en
justos” (Rom. 5, 19) o en el profeta
Oseas casándose con una prostituta.
Ante todo esto, nos empezamos a
preguntar cómo podemos responder ante esta situación tan difícil, donde el
entramado político, económico y financiero quiere reinsertarnos en lógicas
contrarias al espíritu del Evangelio y a la propuesta del Reino qué siempre
pone el centro a los más pobres y necesitados. También se nos viene a la cabeza
cómo seguir apostando por un Dios que es pura gratuidad y por lo tanto, nada
cercano a la meritocracia.
Sin dudas que el camino por el
cual debemos transitar es aquel donde, palabras y acción,
son reflejos del Dios de la gratitud en el cual creemos. Deconstruir la
meritocracia en nuestros espacios pastorales se torna hoy, un desafío
necesario. Sostener que todos tienen las mismas oportunidades y, por ello, es
mérito de cada uno “hasta donde llega” es una gran mentira. Lo podemos ver cada
día en los barrios, en las calles, en las esquinas. Hay muchos que no tienen la
posibilidad de vivir dignamente: casa, educación, familia y comida
lamentablemente no son común a todos. Y esto, claro está, no es por no haber
hecho mérito; es por ser considerados “desechables”.
Francisco nos recuerda que “la dignidad de la persona humana y el
bien común están por encima de la - tranquilidad de algunos que no quieren
renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es
necesaria una voz profética” (EG n°218). ¡No tengamos miedo a denunciarlo!
¡Pongamos esto en debate en nuestra cotidianidad! Capaz que no sea necesario recurrir a grandes
discursos, sino más bien en palabras y gestos sencillos que hagan notar que la
meritocracia es contraria a la dignidad que tenemos como seres humanos. De algo
tenemos que estar seguros, frente a esta situación no podemos quedarnos inmóviles.
Debemos ser partícipes de la historia, como nos pide Francisco. Con firmeza y convicción gritemos juntos ¡No a
la meritocracia! ¡Si a la gratuidad que nos viene de Dios!
P/D: Si no lo viste aún, te invitamos a ver el video "Projimocracia" disponible en https://www.youtube.com/watch?v=_LbcRyR9nPM
Mauro
CULTURA DE BARRO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario