lunes, 2 de mayo de 2016

Un compromiso de "hormigas"

Hace un par de sábados tuvimos que suspender las actividades del Oratorio por algunos hechos de violencia que acontecieron en el barrio, y ante el mismo consejo de los pibes más grandes, nos fuimos, bastante apenados y confrontados.

No es sencillo afrontar la violencia cuando se hace tan presente y se nos muestra cara a cara, y sin embargo me pregunto ¿no es esto lo que viven nuestros pibes todos los días? Ante la dura realidad nos conmovemos, nos duele y moviliza, nos pone nerviosos, nos genera adrenalina, y es bueno que eso ocurra, porque revela un corazón permeable ante la vida. Si no nos pasara nada, tendríamos el corazón de piedra o seríamos insensibles ante el dolor ajeno, lo cual no es bueno si lo que queremos es animarnos a pisar el barro de la realidad.

Duele mucho, pero es la cotidianeidad de nuestros pibes y pibas, que viven al límite todos los días y a veces nos olvidamos de eso… Estas circunstancias en definitiva son una especie de “golpe de realidad” que nos desestructura y nos saca de muchas opciones voladas e ideales inalcanzables.

Ante esto, se nos ocurre plantear tres “riesgos” que pueden aparecer luego de vivir experiencias intensas como estas:

Miedo que paraliza: Una posibilidad es agarrar miedo y ante esto no pisar más el barrio. Es algo posible, porque sin dudas que no todos estamos preparados para hacer una opción tan zarpada y además es lícito que nos agarre miedo ante situaciones tan delicadas. Es un miedo que paraliza y nos hace retroceder. Es muy entendible, pero lo podemos pasar por alto después.

Súper héroes: Otro riesgo es creernos Súperman, la Mujer maravilla, o toda la Liga de la Justicia, y pensar que podemos cambiar y desterrar todos estos signos de violencia y muerte, creyendo que podemos llevarnos la realidad por delante y que somos súper necesarios para transformar todas las problemáticas barriales. De repente pasamos a ocupar el lugar de Dios, nos volvemos casi dioses. 

Compromiso: Una opción superadora de estas dos, es comprometernos desde lo poco y nada que cada uno hace desde su espacio y así seguir luchando por algunos valores que embanderamos: respeto, cariño, amor, relaciones sanas, compartir. Cosas que a simple vista pueden parecer insignificantes frente a un tiroteo, a un puesto de drogas, entre otras cosas, pero que si son sembradas entre los más pibes, de grande quizás florecen. 

Es un desafío a embanderarnos en la prevención de las drogas, desterrar por más pequeños que sean los signos de violencia en los espacios que transitamos, mostrar nuevas formas de relacionarnos, en otras palabras, seguir educando en los detalles, en lo cotidiano. 

Creo que enfrentarnos con esto es un llamado a complejizar la mirada, a hacer consciente que en el barrio están estos bardos, está la droga, están las políticas nefastas de seguridad, hay injusticias, hay ausencias del Estado, entre otras cosas. Está bueno que todo esto nos duela, no por masoquistas, sino porque solo si duele, es motivo para seguir comprometiéndonos y dando la vida por la gente.

Estos momentos más críticos, son un buen momento también para repensar nuestra presencia en el barrio, nuestro estar: ¿qué aportamos?, ¿qué transmitimos?, ¿qué signos de vida ayudamos a despertar?

Es lícito que aparezcan quejas como “la gente que no tiene nada que ver lo sufre”, “no se lo merecen”, “no podemos quedarnos con los brazos cruzados”, entre otras. Sin embargo, creo también en las hormigas y el laburo que hacen. En silencio, desde abajo, calladas, organizadas, en red, parece que no hacen nada, y cuando te diste cuenta, te arman un terrible lío... ¡A esto creo que estamos llamados a dar pasos! 

Que la compleja realidad en la que vivimos pueda ser un lindo empujón para crecer y encontrar a Dios, que nos ayude a no achicarnos y a no bandearnos, a poder comprometernos cada vez más desde los lugares pequeños que tenemos, y a crecer cada vez más en abrazar la realidad y caminarla, allí donde más duele y grita, embarrándonos y sin miedo a mancharnos. La vida sigue creciendo y allí estaremos, todos los locos que creemos en las hormigas y en el poder transformador del evangelio, siendo testigos de todo lo lindo que hay en nuestros barrios, y acompañando el dolor, el sufrimiento que produce la injusticia.

Emiliano

CULTURA DE BARRO




1 comentario: