martes, 26 de abril de 2016

Hacia las familias, un paso necesario

A medida que vamos andando en el camino, van surgiendo distintos cuestionamientos. La pregunta sobre cómo ir profundizando ciertas opciones en el apostolado debe ser nuestra constante. En estos días, he compartido algunas búsquedas entorno a la relación que establecemos con las familias de los pibes y pibas con los cuales compartimos en nuestros espacios. 

Puede que ante este planteo, salgan a flote algunos miedos... ¿Podemos dar ese salto como comunidad de animadores? ¿Qué podemos hacer nosotros sobre esta realidad que supuestamente nos sobrepasa? ¿Y si encontramos rechazo? De seguro surgen algunos otros, estos fueron los que ahora me surgen. Te invito a que puedas ponerle tus palabras, tus rostros, tus vivencias para que, reconociéndolos, puedas, en comunidad,  enfrentar esos miedos. 

A veces podemos caer en pensar que nuestra tarea se cierra al rato que compartimos con los pibes y pibas. Esto es no tener en cuenta que ellos, pasan la mayor parte de sus vidas junto a su familia, esté  en la situación que este. Desentendiéndonos de esto, no podemos alzar las banderas de una propuesta integral que busca la realización de cada uno de los pibes y pibas como hijos de Dios. Estar realmente con los pibes, es también estar con sus familias. Caminar, sentir y hacer propias sus luchas por una vida más digna, forjando una comunidad que, como aquella primera comunidad cristiana, ponga todo en común.

Hoy las familias presentan un entramado complejo y diverso. Son muchos los que nos advierten que ya no podemos pensar a la familia de una única manera. Es ésta diversidad la que hoy nos desafía, frente a la que tenemos que responder con propuestas nuevas, que encarnen el Evangelio en la barriada en la cual andamos.  Sobre esto nos advierte Francisco, en la Exhortación Apostólica Postsinodal "La alegría del Amor": 

"Es sano prestar atención a la realidad concreta, porque « las exigencias y llamadas del Espíritu Santo resuenan también en los acontecimientos mismos de la historia », a través de los cuales « la Iglesia puede ser guiada a una comprensión más profunda del inagotable misterio del matrimonio y de la familia »." (1)

Con esto lo queda claro es que no podemos esperar encontrar en tal o cual lugar, la respuesta concreta y terminada, que guíe nuestra acción pastoral en torno a la familia. Como me dijo un catequista y docente amigo hace unos días, hay un solo original: la Palabra de Dios,  lo demás,  son copias. Es por esto, que se hace necesario que como comunidad, tengamos un "oído en la Palabra"; para desde allí poder generar propuestas concretas, que respondan a la realidad que emerge cuando ponemos el "otro oído en el pueblo". 

Si no damos este salto, desde el encuentro con el pibe o piba, al encuentro con su familia; nuestros espacios quedarán limitados. Los Obispos de América Latina y el Caribe, nos "tiran un punta" por donde podemos encausarnos :

 "La piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros, donde se recogen las más hondas vibraciones de la América profunda." (2)

Esta es una de las líneas por las cuales podemos movernos, pero hemos de saber que son tantas como diversas son las barriadas y culturas que se entrelazan. Tenemos que fomentar acciones concretas de encuentro que permitan redescubrir a aquel que nos reúne y, una vez más, nos dice vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia (Mc. 16, 15).





CULTURA DE BARRO


Referencias: 
1. FRANCISCOExhortación Apostólica Postsinodal "La alegría del Amor", N°31
2. CELAM, Documento de Aparecida, N°265

No hay comentarios.:

Publicar un comentario