miércoles, 23 de diciembre de 2015

Oración ante el Dios que nace en el barro...

Ya que Dios vio la opresión de su pueblo, escuchó sus gritos de dolor y envió a Moisés a liberarlos (Ex. 3, 7-8)…
creemos en un Dios que ama preferencialmente a los pobres y a los oprimidos y que impulsa y suscita en la historia la entrega generosa de tantos hermanos que se dan por completo por esta opción
...y hacemos nuestra esa predilección comunicada por medio de su Palabra, intentando jugarnos cotidianamente por la liberación y humanización de los pibes y pibas más vulnerables de nuestro mundo, muchas veces atrapados en esclavitudes impuestas por un sistema perverso que necesita de su condición de expulsión para sostener una sociedad devastada por la desigualdad.

Ya que el verdadero ayuno que ama el Señor es romper los yugos, compartir el pan y albergar a los pobres (Is. 58, 6-7)…
creemos en un Dios que nos interpela constantemente ante el sufrimiento de este mundo y que nos pide que hagamos opciones radicales, movidas por la fuente de la misericordia, para hacer realidad el proyecto de plenitud de su Reino...
…y caminamos en la búsqueda de liberarnos de nuestros egoísmos para ponernos a disposición de quiénes más lo necesitan, trabajando juntos y queriendo hacer de nuestro granito de arena en la construcción comunitaria de un mundo mejor donde vivir, un verdadero espacio de contemplación del rostro de Dios.

Ya que el señor alza de la basura al pobre, levanta del polvo al desvalido y honra a la mujer estéril (Sal. 113)…
creemos en un Dios que nos invita a discernir la vida a la luz de su Palabra, la cual nos invita a poner a los expulsados de la sociedad en el centro de nuestra vida de oración y de contemplación…
…y confiamos en la oración como fuente que alimenta nuestro trabajo por el Reino, en el silencio como espacio privilegiado de encuentro con el Dios que ama a los pobres y en la necesidad de alimentarnos de Él y comunicarnos con Él para poder sostener con fidelidad nuestras luchas cotidianas.

Ya que Tata Dios nos envía como también envío a su hijo amado (Jn. 20, 21)…
…creemos en un Dios que nos confía el cuidado de su creación, especialmente de aquello que más necesita de nuestra ternura, y que apuesta siempre por la pedagogía de la mediación…
…y nos sentimos llamados a ser sus instrumentos de compasión y de humanización en un mundo que apuesta por el consumo y alaba al dios Dinero, buscando cuidar la vida que crece en la fragilidad, y prestando nuestras manos y nuestro corazón para hacer presente en la Tierra el sueño de Dios para la humanidad.

Ya que Dios, fijando su mirada en nosotros, nos dice con vehemencia que son felices los pobres, porque el reino de Dios les pertenece y nos advierte seriamente que ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo (Lc. 6,  20. 24)…
creemos en un Dios que no quiere solamente postergar las esperanzas hacia la eternidad, sino que nos dice que es preferible ser pobre a ser opresor, pasar hambre antes que ser motivo de que otros lo sufran, ser humilde antes que ser egoísta y que nos alienta siempre a tomar partido por ellos para hacer presente de modo tangible, también en la Tierra, la realidad del Reino de Dios…
…y somos conscientes de que la plenitud del Reino tiene una importante dimensión social, política y económica e intentamos vivir estos aspectos claves en nuestra participación como ciudadanos en conformidad con los criterios del Evangelio y la eterna preferencia de Dios por los pobres.

Ya que Dios, en el peor momento de su historia, le aseguró al ladrón que en ese mismo día iban a compartir juntos la eternidad (Lc. 23, 43)...
...creemos en el Dios que ama a los chorros, que abraza con lo más entrañable de su misericordia sus historias, sus dolores, sus trayectorias vitales, sus penas, sus condicionamientos y sus arrepentimientos, y que les asegura tanto a ellos como a las prostitutas y los publicanos conscientes de su fragilidad el primer lugar en el Paraíso…
…y buscamos romper con naturalizaciones estigmatizantes que condenan a las víctimas de nuestro sistema a ser eternos victimarios, intentamos luchar contra las miradas que sedimentan identidades sin dar oportunidades, que cosifican vidas sin dar lugar a la compasión y que responsabilizan a los más pequeños de situaciones de las cuáles son víctimas, muchas veces por nuestra omisión.

Ya que Dios puso su carpa en medio nuestro (Jn. 1,14) en un pesebre y entre pañales porque no había lugar en el albergue (Lc. 2, 7), en medio de la peregrinación de sus padres hacia su tierra de origen...
...creemos en el Dios que nos invita a hacer camino para encontrarlo, que se hace cargo por medio de la encarnación de nuestra fragilidad, que se hizo pobre, sencillo y humilde, que eligió nacer en la pobreza y en el exilio, en una familia llena de incertidumbres...
…y buscamos poner nuestros pies en el barro de lo sencillo, en las situaciones difíciles de acompañar, en los problemas más urgentes de resolver, en las subjetividades más difíciles de construir, para ser allí signos y portadores del “Dios-con-nosotros” que viene a habitar lo más hondo de nuestra pequeñez…

Desde estas certezas que habitan nuestra búsqueda del Dios que viene a nacer en la sencillez de nuestro barro... ¡Muy feliz Navidad!

Mauro

CULTURA DE BARRO



No hay comentarios.:

Publicar un comentario