Seguramente en nuestros apostolados hemos estado charlando y
trabajando con los chicos acerca de la Cuaresma que vivimos, y sobre todo, del verdadero significado de la Pascua, de la alegría de la Resurrección. Es
algo difícil, complicado, poder hablar de Vida Nueva entre tantos signos de muerte,
violencias y tristezas en las calles que caminamos. Nos sentimos “empantanados”. ¿Cómo lograr que la
gente en los barrios sienta, comprenda y haga propio aquello que
festejamos? ¿Cómo poner en palabras eso que celebramos entre
tanta “crisis”?
Pensando esto durante los días de Semana Santa se me venía
a la cabeza, y al corazón, algunas palabras de Mons. Enrique Angelelli (Obispo
de La Rioja - 1976):
Cuando los cristianos nos cuestionamos permanentemente desde
el Evangelio, nos tensionamos y entramos en una saludable crisis, como la que
estamos viviendo hoy también.
Es estupenda para mí la crisis, es cuando la Iglesia se hace
fuerte, se hace más libre interiormente, no se ata a intereses que la hagan
infiel a su misión.”
Cuando esta “crisis” nos ate, pongámonos en movimiento, CORRAMOS,
invitemos a que corran con nosotros, MIREMOS a nuestros alrededor, descubramos
esos pequeños signos de vida y resurrección, y CREAMOS, confiemos en el Dios de
la Vida que hoy, desde su Buena Noticia, nos da un abrazo esperanzador.
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