martes, 23 de junio de 2020

"Todo será distinto"... ¿VOLVER A SOÑAR?

En este último texto, queremos aproximarnos a la cuestión del mañana: ¿todo será distinto? Evidentemente lo “normal” es medio traicionero, la soledad es un buen momento para volver a las raíces, el “nada será como antes” es complicado si convierte al pasado en una necesidad. Hoy queremos centrarnos en el mañana, en lo por-venir, porque creemos que no todo será muy distinto, o en todo caso, lo único distinto puede estar en cada uno de nosotros. En los barrios, la pandemia vino a desnudar las fragilidades que ya estaban presentes y que no nos animábamos a percibir con tanta fuerza. De un día para el otro las cosas no van a cambiar, o en todo caso, las problemáticas se van a agudizar más. Ante esto, creemos que pueden surgir tres reacciones negativas: desánimo, desinterés y división. 

El desánimo es lógico: la realidad duele, el grito de los pobres resuena con una fuerza inaudita. Los pibes del apostolado la pasan mal y eso nos hace ver que nuestras propuestas pastorales parecen ser ínfimas contra todo lo que acontece. Daría la sensación de que por más voluntad que pongamos, nunca llegamos a hacer todo lo que hace falta. Sin embargo, puede ayudarnos a salir de esta actitud, romper con la omnipotencia de que podemos solucionar todo, con la idea mesiánica de convertirnos en los “genios que la tenemos clarísima”. Nos cuesta mucho, pero desde nuestra fragilidad podemos aportar un granito de arena, como las dos monedas de la viejita del evangelio, entregadas sinceramente y dando lo mejor (Lucas 21, 1-4). 

Puede ocurrirnos, que ante la incertidumbre de lo que vendrá, el desinterés se apropie de nosotros: que otro venga a hacerse cargo, demasiado hacemos nosotros y el resto nunca nada. El desánimo y el desinterés pueden venir de la mano. Sentirnos mal, puede hacernos caer en la indiferencia, en el desinterés de no buscarle la vuelta a las cosas, a no generar propuestas creativas para acompañar la vida de los apostolados. También, puede darse, que ante lo apabullante de la realidad que duele, nos quedemos pensando en una serie de juegos y actividades, sin mirar todo lo otro que rodea nuestra actividad. Podemos escaparnos del desinterés, volviendo a las motivaciones más profundas que nos han llevado a dar la vida en el apostolado. Como en el primer artículo, “¿no ardía acaso nuestro corazón?” (Lucas 24, 32). La comunidad de animadores también es una clave para sostener y acompañar el desánimo. 

Por último, la tentación de la división puede hacerse más latente que nunca. Cortarnos solos, creer que podemos resolver todos, convertirnos pura y exclusivamente en una ONG para intentar paliar la situación, entre otras cosas. Hoy, y mañana más que nunca, debemos ser ingenieros expertos en construir puentes, en tender redes entre las instituciones, personas de buena voluntad, comunidades eclesiales, miembros de otros credos, vecinos, movimientos sociales, entre otros agentes que trabajan por el bien de las barriadas. Nuestros espacios de apostolado pueden ser el refugio para tantas propuestas solidarias, para que la misma pueda ser organizada y efectiva. Podemos ser un espacio de diálogo para tejer acuerdos, para coordinar acciones, para que acompañar y sostener la vida sea realmente posible. No podemos cortarnos solos, “nadie se salva solo”. 

A un tiempo fuerte de oscuridad, debe precederle necesariamente un tiempo de luz, lleno de sueños, de desafíos por alcanzar. Pero cuidado. No deben ser nuestros sueños, nuestras propuestas, nuestro trabajo. Necesitamos des-centrarnos para que la gente tome el protagonismo, para que la transformación irrumpa desde abajo y no desde nuestros esquemas. Aferrados al Dios que habita en la barriada, tenemos la misión de develar su presencia, encontrarlo barro adentro, y aferrados a Él, convencernos que “todo será distinto” en la medida que nos animemos a ver que el Reino está entre nosotros y lo hagamos evidente cada día. 

Pistas para seguir andando y reflexionando juntos: 
  • ¿Qué instituciones, movimientos, vecinos u otros agentes trabajan en el barrio? 
  • ¿De qué manera podemos crear espacios de diálogo y organización en el barrio? 
  • ¿Cómo podemos comprometer a la gente para concebir y poner en práctica procesos de transformación que permitan hacer realidad los sueños de la gente?

CULTURA DE BARRO



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