Estamos en Cuaresma. Sabemos
que es un tiempo de preparación, espera, reflexión…También es un momento para
abrazar la vida, sentirla, transformarla y contagiarla.
Son muchas las metas que
podemos tener, o los proyectos para esta etapa. Pero tenemos que animarnos a
dar el primer paso, el más importante, el que nos anima a vivir estos días como
el comienzo de algo distinto.
Somos jóvenes, y sabemos que
tenemos un futuro por delante. Pero tenemos un presente, que nos invita a
vivirlo. Y puede ser la Cuaresma el momento que nos lleve a pensar en esto, en
lo que somos y lo que hacemos, en nuestra familia, en las comunidades de las
que formamos parte, en cada persona que nos rodea.
La Cuaresma es un camino. Se
construye paso a paso, teniendo a Dios entre nosotros, con nosotros.
Contamos con muchas vías
para construir este caminar…
Oración, que es acción,
cuando vemos a Dios en cada rostro y en cada historia.
Caridad, que es encuentro,
cuando compartimos con los demás lo que somos.
Ayuno, que es recompensa,
cuando nos desprendemos de alguna atadura.
Perdón, que es amor puro,
como símbolo de nuestro “ser hermanos”.
Conversión, que nos abre los
ojos y el corazón, aceptando que se puede aprender algo más…
Eucaristía, que es presencia
y entrega, dejando de lado la exclusión y la soledad.
Esperanza, que es alegría,
cuando la vida vence a la muerte, cuando la Cruz se transforma en vida eterna.
Es un tiempo en el que son
muchas las invitaciones a cambiar, a mejorar una cosa o la otra. Por eso es
importante saber aprovechar, descubrir que soy yo quien está siendo llamado, y
la respuesta no puede venir de afuera.
Tenemos que confiar,
entender que desde nuestro lugar, con pequeños gestos, también podemos construir
puentes que nos unan, que nos ayuden a cruzar obstáculos y situaciones que nos
impiden abrazar esta vida que la Cuaresma nos propone.
Cada huella es importante,
cada paso ayuda a construir.
La Cuaresma es para todos,
nadie queda fuera de este camino de amor, entrega y compromiso; de este camino
en el que podemos demostrar que somos muchos, y estamos juntos.
Agustina
CULTURA DE BARRO
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