CULTURA DE BARRO.

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martes, 19 de febrero de 2019
Ni un linchado más
Frente a la desidia del asesinato de Ezequiel en Miramar, desde Cultura de Barro renovamos nuestro grito de #NiUnPibeMenos
lunes, 18 de febrero de 2019
El alimento no se le niega a nadie.
Duele en el alma ver la represión a los feriantes en Buenos Aires. Imágenes qué, tristemente, parecen reflotar un pasado que ya fue... El alimento no se le niega a nadie... No podemos dejar de olvidar a tantos hermanos y hermanas que día a día sufren el ultraje a un derecho humano básico, ni podemos dejar de denunciar a aquellos que se enriquecen a costa de panzas vacías y llantos de pibes y pibas. Sabiamente el Evangelio acompaña el dolor de quiénes sufren humillaciones, violencia, represión, desprecio, no desde la resignación, sino desde la esperanza y el aliento a la construcción de un mundo mejor.
"Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios es pertenece" ... "Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo" (Lc. 6, 20. 24)
CULTURA DE BARRO.
martes, 23 de octubre de 2018
– La Gracia no excluye – Reflexión desde la Misa por Paz, Pan y Trabajo
El
pasado sábado se realizó en la Basílica de Ntra. Sra. De Lujan, una Misa bajo la consigna “Paz, Pan y Trabajo”. La misma trajo mucho revuelo mediático el cual, una vez más, persigue a la figura de
nuestro querido Francisco. Es por ello que creemos necesarias estas palabras,
para echar luz allí donde muchos buscan oscurecer.
La
ocasión fue momento oportuno para forjar
el ecumenismo y el diálogo interreligioso. Participaron referentes de la
Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, de la Iglesia Metodista, de la
Casa para la Difusión del Islam y del llamamiento Argentino Judío. Esto nos
hace comprender que no fue un acto exclusivo de la Iglesia Católica Romana,
sino más bien se buscó que todas las confesiones estén representadas para
unirse, como el Pueblo Hebreo esclavo en Egipto, en un mismo clamor hacia el Padre (Cfr. Ex.
2, 23-25). Ese clamor no es algo que sea ajeno a nuestra sociedad. “Paz, pan y
trabajo” representan cimientes propios
de nuestra vida común, a los que ninguna persona de buena voluntad podrían
oponerse.
Tanto el
Obispo de Mercedes-Luján como el Presidente de la Conferencia Episcopal
Argentina Mons. Ojea, han aclarado [1] ciertas cuestiones que para algunos, intencionalmente parecen no ser tan obvias. Pero no es aquí
donde queremos hacer hincapié, creemos que los Obispos han sido claros en las
motivaciones de esta propuesta.
A partir
de esta situación, sobreviene inmediatamente un cuestionamiento ¿Qué hace
pensar que la Iglesia no hace política? ¿Acaso el Evangelio no tiene una
dimensión y consecuencias de esta índole? Diversos sectores manifestaron que la
Iglesia no debe meterse en política pero ¿qué concepto de política y de Iglesia
hay detrás de estas críticas?
En
primer lugar, hay que volver a aclarar una cuestión conceptual. Entendemos a la
política como aquello que incumbe a lo público, aquello que nos toca a todas las personas que
habitamos este suelo. Otra cosa muy
distinta, que hemos de repetir hasta el hartazgo, es la política partidaria. La
acusación, hecha desde los grandes monopolios de desinformación, es de realizar
precisamente partidismo. El anuncio y mensaje de Jesús, al decir del Monseñor
Hesayne, molesta y trastoca intereses[2].
Esto es un hecho, no siempre se puede quedar bien con todas las personas, el
Evangelio recibe a todas pero no a todas les dice lo mismo. Mientras que algunas les dice que les
pertenece el Reino de Dios (Cfr. Lc. 6,
20) a otras las llama a convertirse para lograr la salvación, que a veces hasta
parece algo muy difícil, casi imposible,
pero El mismo Maestro nos recuerda que no hay nada imposible para Dios (Cfr. Mc. 10, 23-17). Sin embargo, pareciese
incluso que, para algunos sectores eclesiales “bienentendidos”, la Gracia puede negarse o que es una cuestión
privativa, exclusiva, dejando entrever una salvación selectiva. Ante esto, reafirmamos las palabras de San Pablo Apóstol Dios quiere todos se salven (1 Tim. 2,
4).
En
segunda instancia, cuando hablamos de Iglesia ¿a qué estamos refiriendo? Atrás
queda entender a la Iglesia como una mera cuestión institucional, esto no
quiere decir que no exista esta dimensión, pero aquellos que buscamos andar los
caminos del Evangelio, no podemos quedarnos en este reduccionismo, del cual nos
vemos cotidianamente bastante excluidos. El Concilio Vaticano II nos dice al
respecto “Cristo, el único Mediador, instituyó y mantiene continuamente en la
tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo
visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos”[3].
La Iglesia como comunidad de los fieles
que comunica la gracia a todos y todas, hace presente el Misterio de la salvación, el cual es
también para todos y todas, sin exclusividades. Por eso, ¿con qué actitud se dice
que dicha celebración no debería haberse realizado? ¿Por qué reunirse a rezar
por “paz, pan y trabajo” genera tanto revuelo?
Pidamos a la Virgencita de Luján, Madre y Patrona del
Pueblo Argentino, nos ayude a ser siempre Iglesia
profética denunciando los sistemas que oprimen y excluyen,
anunciando así, con la certeza del Espíritu, que un mundo
más humano, más justo, más de Dios es y debe ser posible.
Gustavo
CULTURA DE BARRO
[2] HESAYNE M. Jesucristo:
Vida para el Pueblo (2006) Ed. Patria Grande pp. 41-42.
[3] Constitución dogmática sobre la Iglesia “Lumen Gentium” (1964) N°8.
[4] Curas villeros de CABA Y GBA Los movimientos sociales y su compromiso por una patria para todos (2018)
[5] Oración Ecuménica por Paz, Pan y Trabajo disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=2MUJE2Iwulo
[6] Vale tomar como ejemplo, para notar como molesta
cualquier expresión de disconformidad, el caso que se dio a conocer en estos últimos
días. Un taxista que esperaba en el aeropuerto de Ezeiza a un
pasajero de una ONG alemana llamada “Brot für die welt” (pan para el mundo) fue
demorado por la policía por llevar dicho cartel y obligado a cambiarlo, por
considerarlo una “manifestación política”. https://www.bigbangnews.com/actualidad/Fue-a-buscar-un-pasajero-al-aeropuerto-con-un-cartel-que-decia-Pan-para-el-mundo-y-la-policia-se-lo-hizo-bajar--20181019-0006.html.
martes, 18 de septiembre de 2018
Soñar un kairos primaveral desde los márgenes...
Cuatro acontecimientos sociales de este tiempo sacuden estas líneas, irrumpen y emergen desde el fondo de la bronca acumulada, y se hacen carne en este intento de narrar un septiembre que espera un kairos primaveral. Kairos en la tradición, significa acontecimiento salvador, entrecruce del crono (tiempo cronológico), con el tiempo de Dios…
Primer acontecimiento: fragilidad de los lazos sociales… La cotidianeidad, últimamente, parece haber eliminado los grises de la acuarela, blancos y negros, siempre opuestos y con motivos para pelearnos… Pañuelos verdes o pañuelos celestes, kirchneristas o macristas, gorilas o progresistas, conservadores y reformadores, zurdos o derechos, golpistas o funcionales, corruptos o santos, culpables o inocentes, entre otros. El Otro es un enemigo, alguien a quien debo convencer, adoctrinar, cambiar, o si nada de eso sucede, eliminar. Elementos propios de una sociedad donde el compromiso y el cuidado del Otro como prójimo, como hermano, se ha vaciado de contenido.
Segundo acontecimiento: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”… La viralización de la conferencia TEDx sobre la pobreza, despertó en muchos, al menos, la empatía por unos cuantos minutos de conferencia. Sin embargo, en otros despertó preguntas a modo de sospecha: ¿será cierto?, ¿cuánto le pagarán por decir eso?, ¡el guión está armado! La pobreza ya no nos escandaliza y duele, se volvió moneda corriente, “porque son unos vagos que no quieren trabajar”, “porque esos negros de mierda solamente chorean y son unos choriplaneros”. La pobreza duele, la indiferencia mata.
Tercer acontecimiento: Ismael, un tiro y un pibe que ya no está… La muerte de un pibe de 13 años, la viralización de fotos del dolor, la circulación de estados condenatorios y jocosos ante lo sucedido, genera estupor. Un pibe de 13 años, UN PIBE… La muerte de un pibe no es motivo de escándalo, que el hambre haya atravesado esa muerte, tampoco. El rugir de las panzas vacías aturde como en viejos tiempos. El hambre es un crimen… Lisa y llanamente. Un pibe se muere y sin embargo “hay que matar a todos los otros”, “se lo merece”, “era un choro”, “andaba armado, no era ningún inocente ni trigo limpio”. ¡BASTA! ¡Basta de discursos enlatados que matan igual que las balas, que dejan sin posibilidad de alternativas y propuestas! ¡BASTA!
Cuarto acontecimiento: Una docente secuestrada y torturada... El secuestro y la tortura de una docente nos remonta a los tiempos oscuros donde nadie quiere regresar ¡NUNCA MÁS! No la torturaron por sembrar ideas raras, por pertenecer a un partido político, por agredir a algún alumno o colega (las agresiones no se justifican de ninguna manera)... La agredieron por dar de comer, por romper con los prejuicios y además de enseñar a leer, llenar las panzas vacías de sus pibes... Porque como dice la canción: ¡Con hambre no se puede pensar! ¿Secuestro y tortura de quien se abaja, abraza el llanto del pueblo y se hace olla popular que no excluye?
La praxis liberadora y la pedagogía divina de Jesús no es ajena a esta realidad: existía la brecha social entre pocos ricos y muchos pobres, existía la explotación y el ninguneo, muchas panzas hacían ruido por el hambre, la dignidad de las mujeres estaba violentada, el poder político – religioso estaba anquilosado y podrido, las muertes arbitrarias (y sectorizadas) estaban a la orden del día, la injusticia estaba naturalizada, entre otras cosas. Mucha de esa gente relegada y condenada a los márgenes de la historia, condenada a conformarse con las migajas del derroche, en su horizonte avizoraba una oscuridad eterna. A esa eterna frustración, una eterna novedad salvadora… Cuando el fondo se hacía cada vez más profundo, el mensaje de Jesús aparece como oportunidad de dar vida, de despertar la vida, de cuestionar lo naturalizado, de derrocar la hegemonía, de denunciar todo lo que atropella la humanidad, de soñar con una primavera que haga brotar las semillas del Reino presente entre los último.
¿Cómo puede florecer la justicia en medio de lo injusto? ¿Cómo puede florecer la empatía en tiempos de indiferencia? ¿Cómo puede florecer el compromiso con el Otro en tiempos del “sálvense quien pueda” y mezquindad? ¿Cómo puede florecer la solidaridad en tiempos de capitalismo voraz? ¿Cómo puede florecer la paz social en tiempos de grietas, agujeros negros y violencia institucional? ¿Cómo puede florecer el cuidado de la vida en tiempos de atropello y relativismos? ¿Cómo puede florecer la dignidad cuando cada vez son más lo que menos tienen y menos los que tienen más? ¿Cómo vivir esta primavera de Jesús en estos momentos de tanto dolor inocente? ¡Jesucristo, Señor de la historia, Señor de la primavera de los últimos, ayudános a no bajar los brazos y a seguir peleando para que el Reino florezca ahí donde la vida duele, grita y reclama! ¡DESDE LOS MÁRGENES BROTARÁ UN MUNDO DONDE QUEPAN TODOS LOS MUNDOS (al igual que desde el ranchito de Belén)! Así sea (por favor).
Emiliano
CULTURA DE BARRO
lunes, 2 de julio de 2018
Ante la urgencia, salir al encuentro.
“Es tarde pero es nuestra hora.
Es tarde pero es todo el tiempo
que
tenemos a mano para hacer el
futuro.
Es tarde pero somos nosotros esta hora tardía.
Es tarde pero es madrugada si insistimos un poco”
Es tarde pero somos nosotros esta hora tardía.
Es tarde pero es madrugada si insistimos un poco”
Mons. Pedro Casaldáliga
En estos días se han conocido algunas
cifras de diversos estudios, llevados a cabo por el Observatorio de la Deuda
Social, perteneciente a la Universidad Católica Argentina. Allí se afirma que el 48% de niñas y niños de
nuestro país se encuentran bajo la línea de la pobreza, y un 33% de ellos se
alimentan en comedores. Si bien estas cifras pueden chocar y ser duras, una vez
más afirmamos que, detrás de tecnicismos y números, se encuentran rostros,
historias concretas de familias enteras que padecen de la violencia del
descarte, de un sistema que los quiere fuera.
El tiempo pasa pero hay algunos
slogans del argentino promedio que no cambian. Uno de ellos es el siguiente:
“no hay que darles el pescado, sino hay que enseñarles a pescar”. Ante esto,
vuelven a mi mente, aquellas palabras pronunciadas por Monseñor Casaldáliga y
retomadas por Eduardo Galeano:
“¿Qué pasa si nos envenenan el río?
¿O si alguien compra el río, que era de todos, y nos prohíbe pescar?
O sea: ¿qué pasa si
pasa lo que está pasando?”
Ante esta situación, se requiere
valentía para afrontar los límites que encuentra una y otra vez, nuestra tarea
pastoral. Pero, ¿cómo encontrarle la vuelta? Muchos dirán que hay que pensar en
innovar la respuesta, en encontrar nuevos caminos. Tal vez pueda ser una opción,
siempre y cuando la cuestión no se estire. Pero aquí, frente a la urgencia que
impone la violencia del hambre, no puedo sino volver a Jesús. En el cap. 5,
versículos 21-43 del Evangelio de Marcos, podemos encontrar unas pistas que nos
ayuden a dar respuesta y ponernos en movimiento.
En este pasaje se relatan dos
historias que se entrecruzan y, a primera vista, parecen tener poco en común. La primera escena es la de Jairo, jefe de la sinagoga, quien busca a Jesús
urgentemente por el estado de salud de su hija.
Camino a la casa de Jairo, se entrelaza la otra historia. Una mujer que
padecía hemorragias y había gastado todo su dinero sin conseguir curarse, se
acerca entre el tumulto hasta Jesús y toca su manto. En ese momento, cuenta el
relato bíblico, la mujer quedo curada. Jesús al darse cuenta de esto, la busca
y le dice que su Fe, fue lo que la
salvo. Inmediatamente se retoma la primer historia y, antes de llegar a la
casa, algunos hombres avisan a Jairo que la niña ya estaba muerta; pero Jesús,
sin dar lugar a ello, dijo al padre: “No temas, basta que creas”. Al llegar a
la casa, los parientes estaban llorando y se burlaron de Jesús, cuando Él les
dijo que la niña solo dormía. Al entrar a la habitación, el Maestro ordenó a la
niña que se levante, asombrados sus padres veían como su hija se ponía de pie,
mientras el Nazareno ordenaba que le dieran de comer.
¿En qué se parecen estas historias,
que a primera vista nos parecen desconectadas? Tanto Jairo como la mujer, se
encuentran frente a una situación límite, urgente, que no requiere titubeos. Una
enfermedad prolongada, incurable por un lado; y el fallecimiento de una hija
por el otro.
¿Qué puede decirnos este pasaje
frente a esta realidad que vivimos y sentimos en las barriadas? La actitud de
Jesús es clara, responde a la urgencia con inmediatez, no se queda en discursos
bellos, no predica superficialmente sobre la fe. El Nazareno actúa, vive su Fe,
la pone en juego, la hace carne. A partir de aquí, me parece valioso rescatar una actitud, que
viene siendo muy vapuleada desde diversos sectores. Salir al encuentro de la
necesidad del Otro/a, frente a una situación en que no puede, no es caridad
vacía para borrar culpas, no es asistencialismo vano, no es tapar baches. Salir
al encuentro de la necesidad del Otro/a es amar, amar donde duele, tratar de
sacar adelante una situación que exige respuestas urgentes. El Papa recuerda que “ninguno de nosotros
debe mirar a los demás de arriba abajo. Podemos mirar a una persona así, solo
cuando lo ayudamos a levantarse”[1].
Esta actitud, denostada desde ciertos progresismos de escritorio, hoy cobra un
papel urgente. No podemos quedarnos en debates académicos-técnicos que son
necesarios, en tanto puedan dar respuesta a mediano y largo plazo. Pero frente
a la urgencia, la acción, el ir hacia aquel que necesita se vuelve algo vital.
Recordando otro pasaje bíblico (Mt.14, 13-.31), Jesús no optó por enviar a la multitud a sus casas, sino
decidió tomar las riendas y, junto a los discípulos, con lo que cada uno
traía, dar de comer a la multitud. En
ese momento, Jesús no se puso a
predicar, no les dijo vayan a pescar, no se desentendió del tema como en primer
momento sugirieron los discípulos (“despide a la multitud para que vayan a las
ciudades a comprarse alimentos"); en ese momento Jesús actúa, pide que cada uno
ponga lo que tiene, por más mínimo que parezca, por más que sean tan solo cinco
panes y dos pescados para una multitud. Es aquí donde cimentamos nuestra Fe, no
es una espera ilusoria, sino certeza firme que brota cuando nos sabemos juntos,
en búsqueda del Reino y su justicia; donde cada uno pone lo que tiene y lo que
no también, donde una gauchada es un montón y donde los debates televisivos
quedan de lado, porque ante la urgencia, no podemos sino más que ir al
encuentro.
Por ello, cuando no demos abasto y se
refloten nuestros límites. Confiemos aún más en Dios, quien eligió hacerse
Pobre y hoy, vive entre y en cada uno de ellos. Como dijo un cura amigo, la
astucia del pobre es pura Gracia (y aquí reside nuestra esperanza). Como
aquella mujer que se acercó a Jesús con miedo, casi como “punguéandole” un
milagro, por no creerse digna, pero su Fe profunda, le ayudó a afirmar con
fuerza, que Dios no abandona nunca a sus hijas e hijos.
Gustavo
CULTURA DE BARRO.
miércoles, 27 de junio de 2018
Abrazar el límite
Luciano es un pibe que vive en la
calle. Sus noches están atravesadas por la incertidumbre de saber si tocará
dormir en algún hogar, en un auto abandonado, debajo de la autopista o en
alguno de los centros habilitados por el gobierno. Una fría mañana de sábado
llega por primera vez al Oratorio junto con Agustín, quién en estas últimas
semanas se convirtió en su “compañero de la calle”. Conversando un poco
conocemos sobre su historia, que pareciera ser una sucesión de dolores
interrumpida esporádicamente por algunas caricias de serenidad. Uno se
encariña, lo empieza a querer, se imagina como acompañarlo y hasta empieza a soñar
sueños ajenos. Dos semanas después, un llamado del operador encargado de uno de
los centros de noche nos sorprende anunciando que hace varios días que Luciano
no aparece. ¿Se habrá vuelto a Mar del Plata, ilusionado con reencontrase con
su familia? ¿O seguirá caminando, invisible, las calles de la ciudad? Si bien
nuestros sueños de plenitud para él permanecerán siempre vigentes, la realidad indica
que pareciera que no lo volveremos a ver.
Coco hace siete meses que está
preso. En el sector 8 es el más picante de todos: su personalidad fuerte hizo
que rápidamente se erigiera cómo líder del pabellón. Coco propone y dispone de
sus compañeros con total impunidad. Hasta que en una mañana de sábado, sus
compañeros se cansan y le propician una golpiza difícil de olvidar. Los
guardias lo retiran y queda sólo en la sala de los maestros, hasta que el
director disponga a donde trasladarlo. El sector de “máxima contención” (aunque
en realidad todos sabemos que es “máxima seguridad”) pareciera ser el horizonte
más próximo. Justo cuando cruzamos con el pasillo, Coco rompe en llanto. Coco,
el fuerte, el duro, el líder del sector 8. Llorando como un nene y fundiéndonos
en un abrazo que intenta inspirar consuelo. Después de varios minutos, lo
tranquilizo y conversamos un rato. Quedamos para seguir charlando el próximo
sábado. Sin embargo, no hubo próximo sábado. Coco ya no estaba en el módulo
“Nuevo Sol”. Efectivamente, no lo volvimos a encontrar.
Tres hermanos vivaces e inquietos
irrumpían la cotidianeidad de un oratorio hace muchos años atrás. De esos pibes
que parecieran tener siete vidas y una capacidad de ponerse de pie ante la
adversidad difícil de encontrar. La situación familiar no da para más y dos de
ellos son llevados por el gobierno a dos hogares distintos. El otro hermano sigue dando
vueltas por el barrio. Pasan los años y por amigos en común, seguimos en
contacto con su vida y su realidad. Uno de los hermanos cada día está peor.
Hace unas semanas cayó preso por primera vez. Los años de laburo no dan fruto
y su vida se deteriora cada vez más. Nos da la sensación que nada cambió, que
nada cambia y que difícilmente podrá cambiar. Nos da la impresión de que las cartas
de su juego ya están echadas.
¡Qué difícil es convivir con el límite! Con los límites propios, con
las fragilidades personales que hacen que a veces que no nos banquemos ni a
nosotros mismos y qué si tuviéramos la oportunidad, las cambiaríamos instantáneamente.
¡Qué difícil es convivir con el límite! Con los límites comunitarios
que a veces nos alejan de los otros, qué nos impiden comprender y perdonar a
los que nos rodean y que nos abren la puerta a la tentación de cortarnos solos
y trabajar como francotiradores
¡Qué difícil, más difícil aún, es convivir con los límites de los pibes
y de las pibas! A veces le ponemos el cuerpo a sus problemáticas cómo a ninguna otra situación.
Damos todo lo que podemos. Nos duelen sus dolores, nos alegran sus felicidades,
soñamos sus sueños y, aún así, no alcanza. Hay vidas que se nos van de las manos
y, con ellas, pareciera que también se va el sentido de nuestro trabajo.
Creo que convivir con el límite
es una de las tareas más difíciles de animar. Asumir un límite es reconocer
nuestra fragilidad y nuestra finitud. Es
reconocer que no lo podemos todo. Es un golpe a nuestra omnipotencia e incluso
a nuestra buena voluntad. Es darse cuenta que muchas veces no llegamos a
tiempo y, aun llegando a tiempo, no podemos hacer lo que deseamos. Es reconocer
que, por más que nos duela, hay historias y contextos que nos exceden.
¿Cómo sintetizar esta experiencia
que pareciera estar destinada a la desesperanza y el pesimismo con nuestra fe en Jesús
resucitado? Es una pregunta que me habita cotidianamente y a la cual intento
esbozar algunas respuestas. Y es en el mismo Jesús donde aparece la luz de
esperanza que sostiene nuestros esfuerzos y sigue llenando de sentido nuestras
opciones. Es el mismo Jesús es el que convivió con el límite, incluso con el
límite más extremo: la muerte. Muerte que, lleno de preguntas y miedos (“Dios
mío, porque me has abandonado…” “Padre, aleja de mi este cáliz...”), aceptó, abrazo
y amó. Límites qué, tal vez, tendremos que aceptar, amar y abrazar.
Pero después de la muerte, la
Vida. Después del fin, la Resurrección. Después del límite, la posibilidad. La
muerte no tiene la última palabra. La muerte abrió el paso a la vida en
abundancia, a la vida cargada de sentido. La muerte estuvo. La muerte estará.
Pero después de la muerte, la resurrección. Los límites estuvieron. Los límites
estarán. Pero desde la fe intuyó: ¿quién dijo que el límite no es la puerta a
un horizonte cargado de vida y de plenitud?. Hoy, creo que amar, aceptar y
abrazar el límite es un ejercicio incuestionable si queremos seguir abriendo
puertas de vida plena para los pibes y las pibas que más nos necesitan.
Mauro
CULTURA DE BARRO.
viernes, 15 de junio de 2018
Soy esta historia.
Hace algunas
semanas, preparando el corazón para el II Encuentro Nacional de Juventud en Rosario, algunos animadores leímos, cantamos y reflexionamos la canción
"Soy esta Historia" de Raly Barrionuevo. Buscamos pensar y pensarnos como
jóvenes que desandamos el camino, que somos trashumantes, artesanos de memoria,
volviendo a pasar por el corazón nuestras comunidades, nuestros grupos, los
chicos, miles de rostros y nombres. Pensar y pensarnos como
jóvenes cristianos y animadores comprometidos con las vidas que se nos confían,
llamados por Dios a grandes cosas.
“Somos artesanos de memoria, y esta lleno de rostros nuestro andar”... Pienso en qué nos hace humanos, qué nos hace animadores, qué nos hace cristianos y creo que es que nos enterramos en el barro, que damos nuestro corazón y todo lo que somos por el otro. En definitiva, que lo que nos hace ser nosotros es ese otro. Creo que está lleno de rostros nuestro amor, porque todo lo que hacemos afecta a un otro y lo que hacen los otros nos afecta a nosotros. Y que en especial como animadores mucho de lo que hacemos es por los pibes, por un otro al que amamos y porque creemos en un Jesús amigo, que nos enseña la belleza y la importancia de amar al otro. Y así como muchas personas cambian nuestra vida, nosotros también podemos ser luz para muchísima gente. Sin darnos cuenta, podemos pasar de repente a ser parte clave en la vida de alguien. Con un consejo, con una escucha, con un compartir, con un estar.
De todo lo que pensamos resultó lo que hoy les compartimos... "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar"
“Vamos desandando este camino”... Camino que se hace en
comunidad... que sentimos que Dios nos tiene preparado y pensado. Camino en el
que te encontrás muchísimos rostros, que aparecen cuando menos lo esperas pero
cuando más los necesitás y te cambian la vida para siempre. Camino con
altibajos, con momentos lindos y momentos feos, que nos llenan de amor, que nos
hacen sufrir, que nos ayudan a crecer.
Pensando en la
palabra “desandar”... ¿Qué significa esto? En el encuentro de "mi historia"
con la de Jesús, de " mi vida" con la de Él, de "mi sangre"
con la Suya. Si no desandamos el caminar, si no hay "conversión"
por parte nuestra, significa que ese encuentro no ha sido efectivo. Si seguís
caminando igual después de encontrarte tantas veces con este Dios que se
manifiesta en las personas, en las situaciones, en los problemas y las
alegrías, este Dios que te "apaña en todas", habría que preguntarse
¿le abrí mi corazón?, ¿realmente me dejé encontrar?, ¿voy caminando con él; o
me adelanté y yo pasé a ser el protagonista?
Desandar es desanudar el hilo de mi vida y ver en qué momentos a través de un juego, una charla, una comida, un mate o una cerveza, una oración o simplemente en el rostro de una persona que vi en la calle, logramos encontrar a Quién sostiene mi vida, mi historia, mi andar.
Mi historia, mi pasar, mi vida, mi camino no se construye solo, lo vamos haciendo con otros, que enriquecen (y que a veces dificultan) este caminar. Soy con otros, vínculos, relaciones, unidad, nada se podría dar si no estamos juntos, tejiendo redes mientras caminamos. Y poder decir “nuestra historia”, “nuestra vida”, “nuestro camino”.
Desandar es desanudar el hilo de mi vida y ver en qué momentos a través de un juego, una charla, una comida, un mate o una cerveza, una oración o simplemente en el rostro de una persona que vi en la calle, logramos encontrar a Quién sostiene mi vida, mi historia, mi andar.
Mi historia, mi pasar, mi vida, mi camino no se construye solo, lo vamos haciendo con otros, que enriquecen (y que a veces dificultan) este caminar. Soy con otros, vínculos, relaciones, unidad, nada se podría dar si no estamos juntos, tejiendo redes mientras caminamos. Y poder decir “nuestra historia”, “nuestra vida”, “nuestro camino”.
“Somos
trashumantes de la historia”... La trashumancia se define como un tipo de pastoreo en
continuo movimiento, adaptándose en el espacio a zonas de productividad
cambiante. Se diferencia del nomadismo en tener asentamientos estacionales
fijos y un núcleo principal fijo (pueblo) del que proviene la población que la
practica. De lo que entiendo es la forma en la que una persona se mueve de su
pueblo, del asentamiento fijo y que tiene constante movimiento. Como animador
lo sentí en la forma en la que salimos de lo normal, de no quedarnos en casa a
ver como "la vida pasa por el lado" y no hacer nada por la misma. Siento que somos "trashumantes", personas que salimos de lo
común, que van siempre con la entrega sin querer nada a cambio, somos
caminantes en búsqueda de curiosidades nuevas, nunca nos quedamos con lo que
tenemos, siempre queremos más y ayudar más.
“Somos artesanos de memoria, y esta lleno de rostros nuestro andar”... Pienso en qué nos hace humanos, qué nos hace animadores, qué nos hace cristianos y creo que es que nos enterramos en el barro, que damos nuestro corazón y todo lo que somos por el otro. En definitiva, que lo que nos hace ser nosotros es ese otro. Creo que está lleno de rostros nuestro amor, porque todo lo que hacemos afecta a un otro y lo que hacen los otros nos afecta a nosotros. Y que en especial como animadores mucho de lo que hacemos es por los pibes, por un otro al que amamos y porque creemos en un Jesús amigo, que nos enseña la belleza y la importancia de amar al otro. Y así como muchas personas cambian nuestra vida, nosotros también podemos ser luz para muchísima gente. Sin darnos cuenta, podemos pasar de repente a ser parte clave en la vida de alguien. Con un consejo, con una escucha, con un compartir, con un estar.
“Brotando luz de tus cenizas”...
Siento que el oratorio, el apoyo, saltimbanqui, en fin, los pibes y los
animadores sacan lo mejor de mi. Incluso cuando siento que cuando no quedaban
ni cenizas, el abrazo, la sonrisa, la palabra, hicieron y me dieron fuerzas
renovadas para volver a creer que todavía queda mucho por dar y mucho por
recibir.
“Vientos de tu andar”... Cuántas
realidades que nos atraviesan, nos desordenan todo lo que teníamos tan seguro,
cuántas veces quisimos rendirnos porque nos sentimos muy chiquitos para
resolver esos problemas, cuántas veces nuestra propia historia nos dejó en el
piso. Pero de eso se trata también, superarnos y encontrar en el desorden un
cachito de luz. Saber que no somos superhéroes, pero capaz por un segundo y en
lo cotidiano para el otro lo somos.
Entendemos
que con simples gestitos cotidianos, con nuestro apostolado, con un abrazo,
podemos impactar muchísimo más de lo que pensamos. Estoy segura que cada uno de
nosotros está por algo en este mundo. Que no vinimos porque sí. Por eso somos
todos super valiosos. Y la clave está en el saber que de este camino no vamos a
salir ilesos. Que para vivir, justamente hace falta VIVIR. Vivir con
intensidad, con todo, llorar, reír, amar, bailar, gritar, buscar, encontrarse,
encontrarnos. Recordando siempre que al camino no lo caminamos solos.
Agos
Sanchez, Belu Gisbert, Guada Garione, Agus Loyola,
Anita Puttini,
Andrés Orrego, Juampi Bordón y Juli Garione
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